Jim Lichatowich expone de manera muy elocuente las opiniones infundadas en torno a la gestión y los programas de recuperación del salmón que se halla en un declive catastrófico en sus poblaciones del noroeste del Pacífico durante más de un siglo. Según el autor estos programas continuarán fallando, mientras se le siga considerando un producto y se ignore sus relaciones con el hábitat.
Sin embargo el autor ofrece algo de esperanza. Presenta un plan concreto de recuperación del salmón, basado en los muchos errores y lecciones aprendidas antes. Según el autor, sería necesario potenciar las relaciones que existan entre el salmón, la gente y la localidad.