Uno de los mayores desafíos no resueltos en biología de la conservación es el manejo genético de poblaciones fragmentadas de especies animales y vegetales amenazadas. Más de un millón de fragmentos pequeños, aislados, de poblaciones de especies amenazadas es probable que sufren de depresión de endogamia y pérdida de potencial evolutivo, lo que resulta en elevados riesgos de extinción. Aunque estos efectos pueden a menudo ser invertidos por el restablecimiento del flujo de genes entre distintos fragmentos de la población, los gestores del medio muy raramente hacen esto. Por el contrario, los métodos genéticos se utilizan principalmente para documentar la diferenciación genética entre las poblaciones, con la mayoría de los estudios concluyendo que las poblaciones genéticamente diferenciadas deben ser manejados por separado, aislándolas aún más y condenando a muchas a la extinción. Muchos fragmentos pequeños de población se están extinguiendo principalmente por razones genéticas. Aunque el campo de rápido avance de la genética molecular está continuamente proporcionando nuevas herramientas para medir la extensión de la fragmentación de la población y sus consecuencias genéticas, aún falta una orientación adecuada sobre cómo usar estos datos para una conservación efectiva. Esta obra ofrece pautas y directrices para trabajar en ese campo.