Timothy Morton sostiene que la conciencia ecológica en la época actual del Antropoceno está tomando la forma de un bucle. Deckard viaja este camino edípico en Blade Runner (1982), cuando se da cuenta que él mismo podría ser el enemigo al que ordenan eliminar. La conciencia ecológica tiene esta forma porque los fenómenos ecológicos tienen una forma de bucle que también es fundamental para la estructura de cómo son las cosas. Esta obra nos coloca en una extraña posición de radical autoconocimiento, iluminando nuestro lugar en la biosfera y nuestra pertenencia a una especie en un sentido que es mucho menos evidente de lo que nos gustaría pensar. Morton explora los fundamentos lógicos de la crisis ecológica, que está impregnado de la melancolía y la negatividad de una convivencia todavía en evolución, a medida que exploramos su forma de bucle, en algo lúdico, anárquico, y cómico. Su trabajo es una fusión calificada de las humanidades y el razonamiento científico, incorporando los resultados y las teorías de la filosofía, la antropología, la literatura, la ecología, la biología y la física. Morton espera que se restablezcan los lazos con los seres no humanos y espera ayudarnos a redescubrir la felicidad que puede iluminarnos en este camino.