La autora, una gran amante de la naturaleza y que vivió desde los 11 años en la isla de la Graciosa, construye una historia de gran sensibilidad y en defensa de las ballenas y los océanos. La historia narra la relación de una mujer con las belugas. Íntimamente ligada desde su nacimiento a una beluga, desarrolla la capacidad de comunicarse con ellas y lucha por liberarlas de su cautiverio y devolverlas a su hábitat natural.