En la cima helada del mundo, la bahía de Hudson parece la huella de una enorme pata en el torso del continente. Aquí, por el frágil corazón del Ártico, camina cada día Nanuq, una osa polar de entre los seis mil ejemplares que aún recorren el millón de kilómetros cuadrados de hielo y nieve que cubren este territorio. Durante milenios, los antepasados de Nanuq han vagado por esta gran extensión, evolucionando y sobreviviendo junto a los seres humanos en uno de los hábitats más desafiantes e implacables de la Tierra. Ahora, sin embargo, ese mundo está cambiando: por un lado, se ha extraído y vertido petróleo; por otro, con el aumento de las temperaturas globales, el hielo marino que Nanuq y sus crías necesitan para cazar desaparece cada vez más rápido.
Éste es el gélido e inestable paisaje que James Raffan (escritor, biólogo, geógrafo y activista) ha habitado durante cuatro décadas y que invita a recorrer en Ice Walker, cuya prosa consigue algo de veras difícil, casi propio de un equilibrista: trasladar sus conocimientos sobre el Ártico a una historia que permite interiorizar este lugar extremo a través de los sentidos y las experiencias de Nanuq pero sin antropomorfizar nunca a su protagonista y respetando siempre su propia naturaleza salvaje y ajena a lo humano.