Esta es la historia narrada en primera persona de tres viajeros, ex-soldados de la Cavalleria, de su viaje por las llanuras donde se cazaban lobos con cebos envenenados de bufalos muertos. Este viaje ocurrió durante el invierno de 1861 al 1862. La técnica de los cazadores de lobos suponía grandes matanzas de búfalos, ciervos y otros ungulados, con el fin de envenenarlos para así conseguir las pieles de los lobos que morían al comer las carcasas envenenadas de los ungulados.