En 1981 Nigel Foster voló hasta la isla de Baffin para hacer una travesía en kayak en solitario hasta el norte de Labrador. Tras ser el primero en cruzar el estrecho de Hudson, de 40 millas de ancho, luchando contra vientos poderosos y las enormes mareas, Foster finalmente varó en una isla en la oscuridad. Tenía los dedos congelándose y estaba a más de 300 millas de la población más cercana. Consiguió sobrevivir, pero no completar la ruta que pretendía.
Regresó a Labrador en 2004 con la que entonces era su novia, Kristin Nelson. Partiendo desde Kuujuaq en el norte de Québec, la pareja navegó por la costa de Ungava Bay, que tiene las variaciones de marea más grandes del mundo y más osos polares que personas, hasta el lugar donde Foster abortó su aventura 23 años antes, hasta conseguir completar la ruta que no pudo completar en 1981.
Esta obra ofrece una visión íntima de la región del norte de Labrador, así como el vínvulo que une a dos personas cuando se ven empujadas juntas hasta los extremos.