Mayor es la diversidad de paisajes del país cátaro, más fuerte es la identidad, poco común, que la historia le proporciona. Fue en estas tierras de lengua de oc, entre Gascuña, los Pirienos, el Mediterráneo y el Macizo central, por donde se propagó el catarismo en el siglo XII. Primero combatido en el terreno doctrinal, este cristianismo dualista, tratado como una herejía, ocasionó la cruzada contra los albigenses. Los poderes religiosos y políticos necesitaron más de un siglo para acabar con él. Mientras tanto, el Languedoc se había integrado al reino de Francia. Y en el corazón de los antiguos feudos de los condes de Tolosa y de Foix o de los vizcondes Trencavel, qué castillo, qué pueblo, qué abadía, qué fortaleza no ha conservado, en los recobecos de sus muros, el recuerdo de estos episodios trágicos, así como el de una cultura occitana que sabían cantar tan bien los trobadores...