Probablemente el autor de este libro es poco conocido para los fotógrafos de naturaleza, puesto que su enfoque es claramente distinto al más habitual, no sólo por utilizar blanco y negro, en ocasiones con película infrarroja, realizando --tras escanear los negativos-- copias digitales con zonas desenfocadas, bordes borrosos y que recuerdan los procesos pigmentarios de fotografías antiguas con la ayuda de Photoshop, sino por el tratamiento de sus sujetos. Expuso sus argumentos en la revista Lens Work: "Siempre he creído que la fotografía de animales, en el contexto de la fotografía de fauna, ha sido de algún modo documental. Nadie la ha abordado desde el contexto de la fotografía artística." Aunque considera muy útiles las cámaras de 35 mm y los grandes teleobjetivos, sin embargo piensa que "con ellas se pierde la personalidad y el alma de las criaturas y del lugar donde viven." Por ello utiliza una Pentax 6x7. "La estética estaba clara desde el principio. Comencé a fotografiar los animales de la misma forma que un fotógrafo de retratos fotografiaría seres humanos. En otras palabras, no fotografiarías un ser humano con un 500 mm desde 100 metros de distancia y esperar capturar su alma y su personalidad. Del mismo modo, intento fotografiar estos animales desde muy cerca, en tomas deliberadas". Por ello precisa aproximarse muy lentamente --no sin riesgos, a pesar de viajar siempre con un guía experimentado-- y esperar pacientemente a que los animales posen para sus retratos. "Con un teleobjetivo, el fotógrafo encuadra generalmente el animal sobre un fondo de tierra o de maleza, largamente desnudo de poesía o de belleza. [... ] Yo quiero encuadrar los animales en su entorno, en su mundo. Yo quiero experimentar un verdadero sentimiento de intimidad con cada uno de estos animales."