La tarjeta de presentación de Olivier Grunewald es la de uno de los fotógrafos franceses de mayor reconocimiento, con tres World Press Photo y una decena de libros. El origen de esta obra es una idea de la editorial, que contactó con el fotógrafo y la periodista para rendir un homenaje a la naturaleza, donde el hombre no estuviera ausente; sin embargo su presencia sólo figura bajo la forma de breves sentencias de escritores, filósofos y naturalistas que acompañan la antología fotográfica publicada en gran formato. La selección de imágenes está caracterizada por la variedad temática, tanto en lo que se refiere a hábitats y sujetos, centrada en las luces espectaculares y los fenómenos naturales --afmosféricos, geológicos o biológicos-- más que en momentos fugaces. Así desfilan imágenes tomadas en las cuatro esquinas del planeta, desde invertebrados a la gran fauna, flores o bosques tropicales, lava incandescente o desolaciones árticas, auroras boreales o desiertos australianos, mostrándose la naturaleza de una manera enérgica y dinámica, en ocasiones brutal y enigmática, apareciendo en otras serena y espléndida. Grunewald cuida sus grandes paisajes, esperando las luces y nubes que le dan fuerza, pero también presta atención a lo diminuto, integrando insectos en su hábitat sin dejar que pierdan su protagonismo o llevando la mirada del lector a los arabescos de una roca o los relieves de un tronco. Un gran libro donde, aunque la imágenes van acompañadas de pies de foto, se echa de menos algo de información técnica.