Los colémbolos, un linaje de hexápodos que ya no pertenece a la clase Insecta, están en todas partes. Principalmente en suelos, pero también en la basura o en las flores. Son muy pequeños (unos pocos milímetros), pero si uno se toma la molestia de mirar su hábitat, descubre un mundo asombroso de diversidad de formas y colores. Al igual que el resto de la pequeña fauna del suelo, los colémbolos juegan un papel importante en su fertilidad, y su presencia, ausencia o composición de la comunidad proporciona orientación sobre la calidad del medio ambiente: son valiosos bioindicadores.
A lo largo de estas páginas, Jérôme Cortet revela la vida de estas pequeñas criaturas, y las extraordinarias fotografías de Philippe Lebeaux llevan al lector a un viaje exótico.