Paul R. Errington nos explica su relación con los lobos desde su educación rural en Dakota del Sur, a través de sus años de formación como cazador profesional, y finalmente como un internacionalmente reconocido biólogo de fauna. Errington profundiza en el miedo irracional a los lobos. Critica abiertamente lo que él ve como prejuicios de la humanidad contra un animal que continúa sirviendo como el emblema de lo salvaje, pero que con demasiada frecuencia cae presa de nuestra codicia e ignorancia. Un amigo de Aldo Leopold, Errington fue una figura importante durante los esfuerzos de conservación en la primera mitad del siglo XX. Durante su vida, los lobos fueron considerados depredadores feroces, que debían ser exterminados; a mediados de la década de 1900, habían sido casi completamente eliminado de cuarenta y ocho estados norteamericanos. Su reintroducción en su área de distribución histórica sigue siendo controvertida hoy día.
Mediante una prosa lírica, nos habla de la vida salvaje y los lobos, ofreciendo una dosis fuerte de realismo ecológico para el abusivo manejo de los recursos naturales. Es un testimonio de nuestra miopía ambiental en un tiempo pasado.