Henry Gee, editor durante mucho tiempo del área de paleontología en Nature, aborda uno de los temas peor comprendidos por la sociedad, el de cuando dejó el hombre de ser un animal para convertirse en una persona. La evolución no funciona exactamente así, eso es lo que propone explicarnos Gee. Intenta hacernos comprender que gran parte del error surge de nuestra visión antropocéntrica de la realidad, como si estuviéramos en el centro de todo. El 'excepcionalismo humano', como lo denomina Gee, en un error que incluso puede contaminar al pensamiento científico. Gee nos muestra que nuestro desarrollo evolutivo es solo uno de los muchos posibles que podrían haberse dado, más un resultado del azar que no del diseño inteligente de un creador o una progresión organizada hasta la supremacía. Comienza discutiendo la locomoción bipedal, que podría haber surgido enteramente por accidente, como un producto derivado de la selección sexual, pasando a comentar el uso de la tecnología, el mayor tamaño del cerebro, la inteligencia, el lenguaje y otras virtudes humanas. Gee muestra como esas capacidades se hallan también presentes a lo largo y ancho del reino animal, y no son únicas de nuestra especie.