Revela cómo el tráfico rodado destruye procesos biológicos esenciales, lo que afecta la forma en que los animales se comunican, se mueven, se alimentan, se reproducen y mueren. Además, muestra como la influencia del tráfico se extiende mucho más allá del borde, y que una carretera muy transitada puede despojar a la vida silvestre del campo en kilómetros a la redonda.