Más allá de parcelas de tierra para obtener alimentos, estos jardines son portadores de valores sociales y humanos. La mayoría de las veces creados por iniciativa de los residentes de un barrio, se están convirtiendo rápidamente en lugares de intercambio, de creatividad y buen humor. Además de hortalizas y flores, crecen unas relaciones más estrechas entre los individuos, promueven la acción colectiva y mantienen la dinámica del barrio. Estos jardines son la reconstrucción de un nuevo tipo de vínculos entre las personas y su medio ambiente. Dan un nuevo sentido a unas ciudades más ecológicas.