Este libro describe cómo la 'miscelánea de lo curioso' alimentó la carrera por el consumo de particularidades de la historia natural australiana entre las clases altas de Europa, proporcionando ingresos y, de vez en cuando fama, a sus coleccionistas y documentalistas. La misma corriente, sin embargo, contribuyó a la destrucción masiva de animales y sus hábitats y, en algunos casos, a su extinción.
La obra está profusamente ilustrada sobre todo con imágenes de los primeros europeos, recogidas en la Biblioteca Nacional de Australia, algunas de los cuales nunca antes se habían reproducido. Ofrece así descripciones fascinantes y coloridas de las especies que capturaban los recolectores de pieles, además de las que han sido publicadas en revistas naturalistas, mostrando además cómo ha evolucionado el conocimiento científico de la fauna australiana.