La acción transcurre en España, unos años después de terminada la guerra civil, cuando un joven médico acepta hacerse cargo de la plaza, temporalmente libre, de un pueblo de Ávila. Como consecuencia debe trasladarse, dos días por semana, desde su lugar de residencia, un pueblo de Toledo. Durante el trayecto se ve obligado a atravesar extraordinarios parajes, de una vegetación exuberante, salvajes y completamente deshabitados. A bordo de un pequeño carromato o, en los días de invierno más crudos, directamente a lomos de su caballo, en varias ocasiones se siente observado y perseguido por unas sombras amenazantes. Hay que decir que, en aquel momento, los lobos representaban un serio peligro para el viandante solitario. Hombre criado en un pueblo, su sentimiento hacia la naturaleza y en concreto hacia los animales era el derivado de la utilidad que pudieran prestar a su propietario. Los animales salvajes eran considerados como alimañas a los que había que, simplemente, eliminar. Sin embargo, una fría noche de invierno tendrá un encuentro inesperado que le hará cambiar radicalmente de forma de pensar y marcará su vida para siempre.