La parte occidental del Pirineo atesora espacios naturales y culturales de gran belleza, parajes
idílicos. Son lugares donde de manera especial reina el silencio, el verde tiene personalidad, los colores muestran matices singulares. Son hayedos y robledales donde se palpa la humedad, paisajes tocados por el encanto del agua, rincones donde el vértigo frente al abismo construye sensaciones únicas.
En este libro el lector encuentra veinticinco rutas pensadas para descubrir, poco a poco, sin prisa ni
ruido, otros tantos parajes idílicos de los Pirineos occidentales: una gruta sagrada, un bosque primigenio, una majada pastoril, una cumbre destacada, collados de montaña, barrancos y hoces, miradores. Es una selecta lista de paisajes que pueden ser disfrutadas con la sola premisa de no dañarlos para que continúen atesorando ese encanto singular.