Durante el Cretácico Temoprano, la región española que hoy conocemos como La Rioja, se hallaba cubierta de lagos, torrentes y llanuras inundadas.
Hoy día la región es conocida por sus vinos y por las docenas de localidades donde se han hallado huellas y rastros fosilizados de dinosaurios, anfibios e incluso pterosaurios.
Los dinosaurios que vivieron allá hace 120 millones de años dejaron impresas sus huellas en el barro. Esto acabó por convertirse en rocas que hacen de la región el lugar más favorable para ver huellas de dinosaurio en toda Europa.
El autor, Félix Pérez-Lorente, junto con sus colegas, ha ido publicando durante años sobre este tema, en revistas en español. Ahora presentan en esta obra en inglés una síntesis de sus investigaciones.
Ofrece así descripciones detalladas de las localidades, huellas, rastros, y nos explica cómo estas huellas nos permiten suponer cómo eran los animales que las produjeron.