Muchos municipios utilizan la plantación de árboles como una solución natural para afrontar los desafíos del cambio climático. Esta elección permite reducir la temperatura combatiendo las islas de calor urbanas, apoyar la biodiversidad y mejorar las condiciones de vida y la salud física y mental de los habitantes de las ciudades.
El árbol en la ciudad, ya sea solo, en fila o en un parque urbano, depende de sus interacciones con los organismos asociados a él en las hojas, la madera, el suelo, pero también de sus vínculos con los árboles vecinos y con el ecosistema urbano. Estrechamente vinculados a las actividades humanas, los árboles de las ciudades y los bosques urbanos están sujetos a una gestión precisa, cuyas cuestiones y métodos han evolucionado con el tiempo.
De hecho, el entorno urbano presenta limitaciones, pero también ofrece oportunidades para el desarrollo de los árboles. A cambio, los árboles y los bosques contribuyen a dar forma al entorno urbano, con un beneficio deseado para las poblaciones humanas, convirtiéndolos en objetos tanto ecológicos como políticos.
Este trabajo está dirigido a un público informado, y en particular a estudiantes y profesores de ciencias de la vida y del medio ambiente, geografía, sociología y ciencias políticas. También será de interés para los planificadores urbanos, los administradores de espacios verdes.