Monografía donde se explora la historia natural, evolución y bioquímica de la amplia diversidad de organismos que pueden emitir luz.
Mientras que algunas bacterias, hongos e invertebrados, así como peces, son bioluminescentes, el resto de vertebrados y las plantas no lo son. La esporádica distribución y escasez de las formas luminosas pide una explicación de por qué existe este fenómeno, y también de cómo se ha desarrollado algo similar pero en grupos de animales tan distintos, y cómo han desarrollado diferentes caminos biomecánicos para el mismo fin. Los autores exploran las diferentes hipótesis acerca de cómo diferentes organismos comenzaron a desarrollar esta capacidad durante una evolución temprana como una adaptación para eliminar oxígeno cuando todavía era un elemento tóxico para la vida cuando apareció por vez primera en el planeta. Cuando el oxígeno se convirtió en un elemento común de la atmósfera y la bioluminescencia ya no era por tanto un sistema adecuado para la eliminación del oxígeno, evolucionaron otros mecanismos antioxidantes de manera que la mayoría de especies bioluminescentes se extinguieron. Las pocas especies que continuaron con esa estrategia permanecieron por que fueron capaces de desarrollar aptitudes adicionales para adaptarse al nuevo medio cargado de oxigeno. Hoy día estos organismos usan la bioluminescencia como defensa antidepredatoria, como ayuda para la depredación, o para la comunicación intersexual.