Proporciona una base teórica formal para vincular cuantitativamente la selección natural y la variación genética con la tasa y la extensión de la evolución adaptativa. La genética evolutiva se ha convertido en el marco conceptual dominante para interpretar la evolución de los rasgos cuantitativos en términos de fuerzas elementales (mutación, herencia, selección y deriva). A pesar de este éxito, su relevancia para muchos escenarios biológicos sigue siendo relativamente poco apreciada, con numerosos campos que aún no adoptan completamente su enfoque.