En El origen del hombre, Charles Darwin propuso que el cerebro de una hormiga, no más grande que la cabeza de un alfiler, debe ser lo suficientemente sofisticado para llevar a cabo todas las actividades que hará el individuo. Sin embargo, hoy muchas personas todavía les resulta sorprendente que los insectos y otros artrópodos muestran comportamientos que son mucho más complejos que los reflejos innatos. De manera fascinante, los artrópodos proporcionan información fundamental sobre cómo los cerebros procesan y organizan la información sensorial para conseguir tipos de aprendizaje, estrategias, cooperación y sociabilidad. Nicholas Strausfeld aclara la evolución de este conocimiento, desde los primeros trabajos desarrollados durante el siglo XIX, cuando se originaron los debates sobre cómo el tipo de cerebro de los artrópodos son comparables a los cerebros de los vertebrados. El mayor neuroanatomista de todos ellos, Santiago Ramón y Cajal -fundador de la doctrina de la neurona-, mostró su preocupación por las similitudes entre el cerebro de los insectos y los mamíferos. En resumen, esta obra es una importante adición a la literatura sobre neurociencia, siendo el autor probablemente el único que ha investigado de manera profunda la historia de la neuroanatomía, al tiempo que consigue presentar una colección de impresionantes imágenes del material estudiado, como no se había hecho antes en una obra sobre la material.