A Nina le encantan los pájaros. A menudo sueńa que vuela, y en esos sueńos es la nińa más feliz del mundo. Ella ni siquiera puede andar, pues un accidente la dejó paralítica. Un día encuentra, por casualidad, un huevo. De es huevo nacerá un cuervo, y, para Nina, será como si su sueńo se hubiese convertido en realidad.