La autora, Cristina Eisenberg, ofrece argumentos sólidos sobre la necesidad de mantener los grandes depredadores, en paisajes bien conservados y poco humanizados, y cómo una corredor continental ecológico les serviría para dispersarse entre regiones en Norteamérica. Sigue así los movimiento de seis grandes depredadores, el lobo, el oso pardo, el lince, el jaguar, el glotón y el puma, a lo largo del corredor ecológico de 7500 millas entre Alaska y México a lo largo de las rocosas. Muestra asimismo cómo el mantenimiento de poblaciones sanas de depredadores es un factor crucial en la conservación del medio, y cómo es posible la coexistencia entre los humanos y estas especies.