Suzanne Simard, especializada en ecología forestal, propone un viaje de descubrimiento conmovedor y profundamente personal que cambia la forma en que se ven los árboles y todos los otros seres vivos del bosque.
Los árboles no son simplemente una fuente de madera, sino que pertenecen a un complejo circuito de vida interdependiente. En el bosque, los árboles se comportan como criaturas sociales y cooperativas conectadas a través de redes subterráneas a través de las cuales se comunican su vitalidad y sus vulnerabilidades, y tienen vidas comunitarias no muy diferentes de las de los humanos.
Con un estilo claro y accesible, la autora explica cómo durante cientos de años los árboles han evolucionado: se perciben unos a otros, aprenden y adaptan sus comportamientos, reconocen a los vecinos y recuerdan el pasado. Los árboles, pueden tomar decisiones sobre el futuro, advertir de peligros y montar defensas, y competir y cooperar entre sí con sofisticación; comportamientos todos ellos atribuidos a la inteligencia humana y que son la esencia de las sociedades civiles. Pero el descubrimiento más relevante de Simard es la existencia de las Madres árbol: las fuerzas misteriosas y poderosas que desde el centro del bosque conectan y sostienen a todos los que las rodean.
También un relato personal en el que la autora nos cuenta su vida en el mundo maderero de las selvas tropicales de la Columbia Británica, cómo pasó su infancia catalogando los árboles del bosque, llegó a amarlos y respetarlos, y acabó embarcándose en un viaje de lucha y descubrimiento.