A diferencia de sus parientes llamativas que vuelan de día, las mariposas, las polillas viven en cambio en las sombras, son moradoras de la noche, dan vueltas alrededor de las luces de la calle o se quedan atrapadas momentáneamente por el resplandor de los faros de un coche en un camino rural. Hay, sin embargo, muchas más especies de polillas que de mariposas, y en cuanto a colores y patrones, muchas polillas rivalizan o incluso superan a las mariposas en los patrones y colores de sus dibujos. El estudio de las polillas ha sido una parte integral de la temprana historia natural temprana, de la que permanecen muchos miles de dibujos y muestras físicas en colecciones de museos. En los últimos años ha habido una renovada oleada de interés en las polillas, facilitada por los avances en la fotografía digital, la difusión en internet de los conocimientos científicos y los nuevos proyectos que permiten la colaboración directa entre los aficionados y los científicos profesionales. La relación antigua del hombre con las polillas se conoce de campos tan dispares como el folclore, la la historia de los lugares y también en los primeros textos científicos.