En Gran Bretaña hay aproximadamente casi tantas especies vegetales nativas como introducidas. Muchas especies han formado parte de la flora británica desde hace ya tanto tiempo, que ni siquiera estamos seguros ahora si son nativas o introducidas. Incluso con las especies que han sido descubiertas recientemente existe esta confusión.
Estas especies introducidas están bajo el foco del interés no solo por que no pueden ser ignoradas, sino por que además añaden diversidad a un entorno donde la flora es bastante pobre.
Muchas de ellas tienen un profundo efecto en el medio ambiente al competir con la flora nativa. Otras han alterado el curso de la evolución al interaccionar genéticamente con las especies nativas.
Se trata asimismo de un factor con un impacto económico.
Las historias evolutivas de ambos grupos, introducidas y nativas, muy distintas, hacen del estudio de las plantas introducidas y sus relaciones ecológicas con la vegetación nativa un tema de gran interés en ecología.