Alrededor del año 1500 muy pocos europeos consideraban la naturaleza una materia de estudio. Pero sin embargo solo 50 años después aparecieron los primeros museos de historia natural, dedicados a las maravillas de la naturaleza. Los patricios italianos crearon vastas colecciones como un medio para conocer el mundo, impulsados por su curiosidad tras los primeros años de viajes y exploraciones y el redescubrimiento humanista de la naturaleza. Una vía, en suma, para usar el conocimiento en aras de la gloria.
La autora de esta obra, Paula Findlen, ha trabajado en extensos archivos de libros de visitas, cartas, memorias, y peticiones de patrocinio, para reconstruir el mundo social del Renacimiento y el Barroco. Sigue el nuevo estudio de la historia natural desde sus albores en los siglos XVI y XVII, el nacimiento de las sociedaades científicas, las órdenes religiosas, y las cortes. Findlen expone cómo la historia natural es una disciplina que traspasó las barreras entre los antiguos y los modernos, entre el coleccionismo que tiene como objeto recuperar la sabiduría antigua y el desarrollo del nuevo conocimiento experimental. Revela de forma muy vívida cómo surgió una revolución científica desde la mediación constante entre las nuevas y las viejas formas de conocimiento.