Henry David Thoreau nació y murió en Concord (Massachusetts). Fabricó lapiceros, midió fincas, navegó ríos, mareó caminos, contempló nubes, buscó, se pensó, nos escribió. Dejó un legado escrito inagotable. Este libro invita a pasear, a contemplar, a pensar, a escribir. Invita a volar y cantar. Y a mirar las aves, porque las aves son la mejor puerta de entrada a la naturaleza.