Este libro proporciona una visión general de la biodiversidad vegetal insospechada del Sahara, el desierto más grande del mundo, que ha tenido un biogeografía histórica fascinante, y contrastes durante millones de años. Se mencionan por primera vez las misiones épicas del siglo XIX, lideradas por científicos pioneros y naturalistas en territorios hostiles, y luego las misiones de Pierre Quézel. Este último dedicó una parte de su vida al estudio de la flora y la vegetación del Sahara al proponer una primera interpretación biogeográfica global de las plantas de esta región.
A continuación, se discuten los descubrimientos y los últimos resultados, buscando entender cómo la historia turbulenta del Sahara, a su vez sabana y tierra de aridez extrema, podría determinar el establecimiento y coexistencia de flora de diversos orígenes. La atención se centra en los últimos vestigios de estas corrientes florísticas que han encontrado refugio en el espectacular centro y sur del Sahara, Hoggar, Tibesti, Tassili n'Ajjer, Immidir, Aire. Barrera o puente biogeográfico sucesivo durante cientos de miles de años, el Gran Desierto es rico en una biodiversidad aún desconocida que debe preservarse.