La autora explica su peregrinaje en solitario por el Camino Francés, serpenteando a través de bosques, montañas, tierras de cultivo, áreas industriales y lugares de culto, entretejiendo sus experiencias del Camino con la naturaleza, espiritualidad y ecologismo moderno. Lo hace en la época de pandemia. Es un viaje hermoso, reflexivo y, a veces, humorístico.