Repasa algunos de los parques y santuarios más renombrados del mundo, junto con otros no tan célebres pero igualmente importantes.
Viajando por la carretera que circunvala Islandia, mirando pájaro en Mindo (Ecuador), observando las tortugas en las Galápagos, tropezando con osos en los Cárpatos rumanos, contemplando el lobo etíope en las Bale Mountains de Etiopía, buscando flamencos en los Andes de Argentina, o descubriendo una grulla americana en el río Platte, el autor nos describe sus encuentros con especies en peligro por todo el planeta.
Los flamencos del Djerba en Túnez, y las ballenas en la costa de Baja California, se hallan protegidos en reservas costeras. la costa occidental de México, con sus hermosos manglares protege las cuatro especies de esos árboles que viven en esa región, así como la diversa fauna que encuentro refugio entre sus raíces aéreas. La taiga y tundra de Finlandia y Noruega ofrece un santuario a los renos y las diversas especies de aves árticas. las ruinas mayas de Guatemala revelan algunos de los esfuerzos de conservación más remarcables de Centroamérica, mientras que la reserva del Paujil en Colombia constituye una de las reservas más recientes y al mismo tiempo más punteras de toda Sudamérica. Los parques del cono sur africano, tanto los muy conocidos Etosha y Chobe, como reservas privadas como Epako, protegen especies de mamíferos de gran tamaño, mostrando que el ecoturismo es una manera de financiar el ecoturismo.
Los parques remotos del noreste de India incluyen Eaglenest en el Himalaya, Kaziranga y Nameri en la cuenca del Brahmaputra.
El texto va narrando las muchas maneras en que se han creado y mantenido los santuarios, mientras que los capítulos específicos de las reservas nos convencen de los esfuerzos que hemos de hacer para proteger los hábitats todavía bien conservados.