Dos descubrimientos que se hicieron de los primeros humanos, uno en 1924 y otro en 2003, cambió radicalmente el pensamiento científico sobre nuestros orígenes. Dean Falk, un pionero en el campo de la evolución del cerebro humano, tiene en cuenta esta información fundamental que moduló el rápido ritmo con que avanzó el conocimiento sobre el origen del hombre, al tiempo que comenta la política que se esconde detrás de las escenas de los embrollos de los científicos que han encontrado y analizado los casos, y las controversias académicas y religiosas que se generaron.
El primer caso el el del niño de Taung, un cráneo de dos millones de años de edad, encontrado en Sudáfrica, que llevó al anatomista Raymond Dart a argumentar que esta criatura había caminado erguido y que África tenía la llave de la ascendencia de fósiles de nuestra especie. El segundo consistió en encontrar el esqueleto parcial de una mujer de tres pies y medio de altura, que apodaron Hobbit, encontrado en la isla de Flores, Indonesia. Originalmente fue considerado por los científicos involucrados en su descubrimiento como perteneciente a una nueva especie, recientemente extinta por culpa de la invasió de la isla por el hombre moderno, aunque es un caso que su interpretación todavía se halla en desarrollo.
Falk, quien ha estudiado el cerebro de ambos casos, revela nuevas evidencias cruciales para la interpretación de ambos descubrimientos y propone sorprendentes conexiones entre este par de extraordinarios casos.