Durante cuatro o cinco meses al año la banda sonora de la vida diaria en jardines, bosques, campiñas, costas, marismas, montañas, pueblos y ciudades es un milagroso concierto con eones de pericia composicional y ajustes finísimos detrás: los cantos de las aves.
Este libro es un intento de reavivar el asombro y la admiración por estos cantos. En el primer capítulo se escucha un torrente de canto en la cultura de antaño. Los siguientes analizan la importancia de los cantos para las aves mismas, preguntándose por qué cantan (sobre todo al amanecer), cómo los cantos se han desarrollado a lo largo del tiempo y cómo están cambiando con los tiempos actuales, por qué suenan tan sumamente bellos y si suenan bellos a ellas. Termina con un homenaje al "top twenty", una cuenta atrás de las veinte mejores aves cantoras que se pueden oír cada primavera en la península ibérica.
Prólogo de Joaquin Araújo.