Este es, quizá, el libro de uno de los últimos románticos. Plénamente identificado con aquel espíritu, el autor se ha introducido en el complejo mundo de las serranías rondeñas para plasmar todas sus sensaciones. En realidad, a pesar de que ya no es posible aquella aventura, aquel deseo de pisar la última montaña refugio, este volúmen posee, desde el primer capítulo, esa misma admiración, esa misma sorpresa, porque se ha escrito sin tener en cuenta el tiempo. Un libro para viajar leyendo, un libro para leer viajando, el último a partir del viejo 'Camino Inglés' que consagran aquellos hombres y alguna mujer que llegaron hasta aquí en busca de la última frontera de Europa.