A menudo se menciona a Darwin como el descubridor de la evolución a través de la selección natural, pero no fue una idea que tuvo él solo. El naturalista Alfred Russel Wallace, trabajando de forma independiente, vió el mismo proceso en la naturaleza durante sus viajes y elaboró prácticamente la misma teoría. Sus importantes contribuciones les hicieron famosos en su tiempo, pero Wallace quedó oculto cuando murió, mientras que Darwin permaneció como el gran sabio que descubrió la evolución. Para esclarecer la magnitud de la figura de Wallace y reivindicarle, James Costa nos revela hasta qué punto ambos naturalistas contribuyeron de la misma manera para anunciar uno de los grandes descubrimientos científicos de la historia. Comenta también el episodio en el que Wallace envió a Darwin un manuscrito en 1858 anunciando su descubrimiento de la selección natural, que originó un artículo conjunto de ambos comentando el tema. Los análisis de los diarios de Wallace que ha efectuado Costa nos revela hasta qué punto llegó a sus conclusiones sobre la selección natural tras años de trabajo de campo y pensamiento.