Los parques nacionales son nuestros más valiosos espacios naturales protegidos. Constituyen una Red de paisajes -afortunadamente sustraídos del peligro de ser convertidos en mercancía- que se abren a nuestra curiosidad; que responden, también, al mejor de los humanismos, aquel que entiende al hombre en su relación de interdependencia con todos los seres vivos, y que defiende la existencia de una riqueza que no se mide como un simple recurso económico. Es el inmenso, el invalorable valor de lo que permite, incesantemente, la continuidad de la vida: los ámbitos donde nacen aguas limpias; se regenera, gratis, ese íntimo combustible que es el oxígeno; se forman los suelos...lugares donde la multiplicidad de la vida encuentra tiempo y espacio para completar, sin ausencias, esa gran complejidad a la que llamamos Naturaleza.